Nuestro objetivo principal es brindar un análisis claro y preciso de la realidad política argentina, como también de los sucesos de mayor relevancia a nivel internacional. Partiendo de un estudio riguroso ofrecemos conocimiento lúcido y herramientas para el entendimiento.
M.P. y N.P.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Regreso de la democracia y presidencia de Raúl Alfonsín

Para dar explicación del comienzo del neoliberalismo en Argentina es necesario explicar brevemente la historia previa al gobierno de Carlos Menem.














El presidente inmediatamente anterior fue Raúl Alfonsín (1983-1989) cuya gestión logró recuperar la vida política de un pueblo que había sido presa de la peor represión militar[1]. Con el regreso de la democracia en 1983 se abrían las puertas al desarrollo institucional, económico y político de un país que había retrocedido varias posiciones a nivel mundial a causa de la pésima administración militar que desguasó al Estado. Grandes endeudamientos internos y externos[2], libertades limitadas, miles de desaparecidos, refugiados y presos políticos, importantes personalidades intelectuales viviendo en el exterior, una economía derruida, decadencia política, corrupción, desindustrialización, mercados expandidos sin control estatal, liberalismo económico escasamente vigilado, declive financiero, una guerra perdida contra una de las potencias militares más poderosa del mundo con cientos de solados argentinos muertos en combate y muchísimas otras preocupantes adversidades eran las características que presentaba el Estado argentino para 1983.
Alfonsín recuperó el verbo político y su postura hacia los derechos humanos tuvo un compromiso pleno, promoviendo los juicios a las juntas militares. Luego estos replicarían duramente a través de los carapintadas, rechazando las medidas de enjuiciamiento que derivaron en las leyes de obediencia de vida y punto final, disposiciones que permitieron la libertad de una cantidad significativa de militares involucrados directamente en crímenes de lesa humanidad, dejando una herida abierta en la sociedad argentina. Alfonsín supo movilizar a la sociedad para proteger su gobierno de un golpe de Estado ya que las cúpulas militares continuaban operando manteniendo latente la posibilidad de desbancar al presidente si este condenaba con la prisión a los militares. Cabe destacar que las Fuerzas Armadas consideraban que el golpe de Estado de 1976 era legítimo y todo el accionar represivo y criminal se justificaba por el “estado de guerra” que atravesaba la nación. Sin ir más lejos aun hoy en la actualidad este pensamiento se mantiene vigente en importantes figuras militares.
El presidente radical intentó reformar el país, pretendía modificar la estructura sindical pero esto le resultó imposible, tenía otros proyectos importantes como trasladar la Capital Federal a la ciudad de Viedma pero no pudo concretar sus metas.
La política exterior de la gestión alfonsinista es uno de los buenos legados. Planteó la autonomía como indispensable para el crecimiento económico del país y de la región, logró dirimir los conflictos con Chile y sentó los cimientos del MERCOSUR.
Pese a estos logros la economía se desplomaba con el paso de los años de la gestión. Algunas medidas fueron puestas en marcha con urgencia surtiendo efecto en el corto plazo, así el Plan Primavera y el Plan Austral contuvieron la inflación los primeros meses pero la hiperinflación se avecinaba. Ninguno de sus funcionarios comprendió que este proceso debía revertirse para la estabilidad democrática e institucional del país. La hecatombe se hizo patente y hacia fines del gobierno radical, Argentina se encontraba sumergida en una crisis económica de grave magnitud, elevados índices de hiperinflación perjudicaban a vastos sectores de la sociedad aumentando el descontento de la población y deslegitimando al gobierno radical. Según Mario Wainfeld [3] los ultimos años fueron tremendos, en caída libre, el gobierno se fue amoldando sin logros palpables a los dictados de los organismos internacionales de crédito. En el contexto internacional no ayudaban los precios ya que se encontraban por el piso. El gobierno perdió identidad acechado por la malaria, la inflación y la pérdida general de rumbo.
Protestas y saqueos catalizaron la salida del presidente radical. El 8 de julio de 1989 luego del traspaso anticipado del poder, Carlos Menem asumía la presidencia de la Nación por el Partido Justicialista. Lo hacía con una gran responsabilidad, en primer lugar debía mantener la integridad de las instituciones democráticas y del propio sistema político cuya estabilidad aún peligraba frente a las  amenazas de las fuerzas armadas operadas en el gobierno radical y en segundo término  debía resolver la hecatombe económica que afectaba al país entero.
M.P.

[1] El 24 de marzo de 1976 Isabel Perón fue detenida y trasladada a Neuquén. La Junta de Comandantes asumió el poder, integrada por el Teniente Gral. Jorge Rafael Videla, el Almirante Eduardo Emilio Massera y el Brigadier Gral. Orlando R. Agosti. Designó como presidente de facto a Jorge Rafael Videla. Dispuso que la Armada, el Ejército y la Fuerza Aérea compondrían el futuro gobierno con igual participación. Comenzó el audodenominado "Proceso de Reorganización Nacional"
[2] La deuda externa creció de 4.000 millones de dólares en el gobierno de Isabel Perón a casi 50.000 con los militares.
[3] La consagración a la política. Página 12. 9 de abril del 2009. Buenos Aires, Argentina

martes, 16 de febrero de 2010

Diferencias

Argentina ha transitado desde el regreso de la democracia en 1983 gobiernos constitucionales que han dirigido el país en diferentes rumbos políticos. La política interna y externa ha sufrido con los cambios de gobierno ya que los distintos hacedores de política han impuesto los lineamientos para el accionar en cada caso. La primera discontinuidad política entre gobiernos democráticos se sucede entre Alfonsín y Menem. 
Durante la década del noventa Menem gobernó en dos mandatos consecutivos cumpliendo diez años en la presidencia, generando cambios de ciento ochenta grados con su antecesor, principalmente en materia económica y comercial, para dar un giro inédito a la política exterior. Finalizado su período, fue electo el presidente Fernando De La Rúa el cual tuvo numerosas continuidades con el gobierno de Menem que implicaron modificaciones nulas en materia de política económica esencialmente en el modelo de convertibilidad. Si bien existieron disímiles posturas entre dirigentes de la coalición la mayor parte de la política interna y externa se continuó durante el gobierno aliancista. La Argentina hacia finales del año 2001 ya no tenía cohesión gubernamental y esto complicaba notoriamente cualquier imaginación política orientada al ámbito externo.
La crisis del 2001 y la caída del gobierno de coalición fueron el corolario de las medidas adoptadas en la década del noventa y la continuación de las mismas. Luego de la presidencia interina de Eduardo Duhalde se produce el inicio de la segunda discontinuidad tanto en política interna como externa entre dos gobiernos democráticos. Finalmente la asunción de Néstor Kirchner como presidente implica la interrupción de las medidas adoptadas en la época menemista y un nuevo cambio para Argentina. 
M.P

lunes, 15 de febrero de 2010

Resumen sobre la política exterior

Desde 1983, se observa en el tránsito de los gobiernos argentinos, discontinuidad de la política interna del país. La situación doméstica no deja de ser visible para el mundo y se refleja directamente sobre el diseño de la política exterior. Esta ha sufrido fluctuaciones implicando discontinuidades en la materia. Los actores políticos internos en cada gobierno han jugado un papel protagónico para el análisis de la problemática planteada, ya que estos se han correlacionado de manera diferente según cada caso privilegiando distintos intereses.
Para Juan Gabriel Tokatlian (2004: 157) la Argentina afronta un contexto externo y una situación interna que hacen imperativo el diseño y la ejecución de una “gran estrategia”. Es imprescindible concebir y desarrollar una política exterior y una política de defensa unificadas y de que su dinámica positiva y alcance exitoso dependen de un complemento innovador entre el Estado y la Sociedad. Es fundamental la configuración y aplicación de una grand strategy integral. El autor indica que la mejor política exterior del país comienza por una buena política interna, una política con una base productiva industrial, fuerte legitimidad política, consenso social verdadero, mejores instituciones, funcionarios más competentes y estilos de comportamiento razonables y moderados. El objetivo de esta gran estrategia se asocia con la conformación de una política exterior de largo plazo, esto implica una planificación que trascienda los gobiernos de turnos y sea conservadora en este sentido, que plantee como objetivo el desarrollo íntegro del país para mejorar la condición interna de la política y la economía.
Básicamente desde 1989 hasta el 2003 Argentina ha practicado una política exterior similar por casi una generación, durante casi quince años se ha sostenido un modelo unívoco de política externa. Se logran identificar algunos logros obtenidos en dicho periodo, beneficios transitorios y gratificaciones episódicas, sin embargo para Tokatlian los dividendos no pueden garantizarse en el corto plazo, de manera abstracta y en términos de ganancias personales o ventajas particulares. Deben ser apreciados en términos colectivos, precisos, nacionales, en el mediano y largo plazo. Si una política exterior no mejora ni incrementa el bienestar y la seguridad de los ciudadanos no es una buena política exterior. Una buena política exterior incrementa el poder, la riqueza y la autonomía del país: la Argentina lleva muchas décadas destruyendo poder, desbastando riqueza y dilapidando autonomía.
A partir del 2003 se produce la discontinuidad de política exterior con el periodo anterior y comienzan según Tokatlian los desafíos para la nueva gestión. La política exterior ejecutada por el gobierno de Néstor Kirchner aún reciente para un análisis a largo plazo, se ha iniciado con cambios importantes que diferencian la gestión del gobierno de Carlos Menem en varias de las prioridades de la agenda de política exterior. No cabe duda que las decisiones adoptadas por ambos gobiernos difieren notoriamente demostrando la discontinuidad existente entre las gestiones. La importancia de la política exterior rige en la capacidad de los dirigentes en lograr la mayor inserción económica y política del país en el mundo, en la reducción de costos para la población y en el mejoramiento del bienestar de toda la sociedad. 
M.P.

domingo, 14 de febrero de 2010

Resumen

En diciembre del 2001, Argentina atravesó uno de los peores fenómenos políticos desde el regreso de la democracia en 1983, el entonces presidente Fernando de la Rúa se vio obligado a renunciar a causa de la desastrosa situación política, económica y social en la cual estaba sumergido el país. Luego de varios días de incertidumbre fue designado Presidente interino Eduardo Duhalde quien logró realizar elecciones presidenciales en el año 2003, limpias, claras y honestas. El triunfo lo obtuvo el ex presidente Carlos Menem quien finalmente se apartó de la contienda dada la segura derrota en el ballotage. Su oponente Néstor Kirchner triunfó con el 22% de los votos.
A partir del 2003 asume la Presidencia de la Nación un actor político desconocido en gran parte del territorio y con una cantidad reducida de votos.
El nuevo presidente emprendió cambios verdaderamente profundos y significativos tanto para la población como para el poder (statu quo). Su principal objetivo consistió en diferenciarse del paradigma neoliberal reinante durante los ’90. Su gestión ha generado grandes debates y continúa haciéndolo. Néstor Kirchner modificó las estructuras de la política nacional, de la política exterior y de la economía principalmente y aun quedan pendientes varias prioridades en la agenda. Actualmente el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner continúa la impronta política asignada por Néstor Kirchner desde el 2003 en adelante.
El objetivo principal de Claves para el entendimiento es brindar una explicación racional y clara de la situación política argentina actual, investigando en la historia reciente y abarcando los tópicos más importantes de la actualidad política para brindar con rigurosidad explicaciones que permitan comprender las causas y consecuencias del accionar de la gestión Kirchner.
M.P.
 
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